Cuando llega la Navidad a todo el mundo nos gusta disfrutar de buenas comilonas y del estupendo turrón, pero… ¿sabías que esta es una de las épocas donde más sufren nuestros dientes?
– Fruta escarchada: Contiene 81 g. de azúcar por cada 100 g. de producto. Además de su alto contenido en azúcar y de sus calorías, es un peligro por otra razón: su textura pegajosa hace que se adhiera a los dientes, lo que eleva el riesgo de caries si no se cepillan bien los dientes.
– Guirlache: Contiene 51,3 g. de azúcar por cada 100 g. de producto. El guirlache es caramelo en estado sólido mezclado con almendra. Eso acarrea dos peligros para tus dientes: el contenido en azúcar y su dureza, que puede romper alguna pieza.
– Chocolate a la taza: Contiene 73,8 g. de azúcar por cada 100 g. de producto. Aunque su contenido en azúcar es mayor que el del guirlache, su estado líquido hace que sea más fácil retirar sus restos. ¡Ojo! No te olvides del enjuague para limpiar bien todos los recovecos después de tu correcto cepillado.
– Mazapán: Contiene 49 g. de azúcar por cada 100 g. de producto. Como en el caso de la fruta escarchada, su textura pegajosa se pega a los dientes, sobre todo a la superficie y es necesario cepillarse bien y correctamente para eliminar restos, así como usar seda dental para los espacios interdentales
– Turrón duro: Contiene 45,1 g. de azúcar por cada 100 g. de producto. La dureza del turrón de Alicante hace que le incluyamos en esta lista. Las almendras pueden llegar a ser tan difíciles de masticar que dañan las piezas
– Turrón blando: Contiene 45,1 g. de azúcar por cada 100 g. de producto. Se cuela por cualquier recodo de la boca y retirarlo puede ser un auténtico calvario. Solo la seda y el enjuague consiguen eliminarlos desde de tu cepillado.
– Mantecados y polvorones: Contiene 25 g. de azúcar por cada 100 g. de producto. Tanto su contenido en azúcares como sus calorías son similares: ¡más de 500 calorías por cada 100 g. de producto! Tómalos con moderación.
– Roscón: Contiene 24 g. de azúcar por cada 100 g. de producto. El gran problema del roscón no es el contenido en azúcar del bollo en sí, sino de todos los dulces que lo adornan: la fruta confitada que se pega a las piezas, el azúcar que se cuela en los espacio interdentales, las almendras que se clavan en las encías ¡y la sorpresa si no te percatas de su presencia!
Fuente : Mujer hoy